Para nosotras el encuentro, no empezó en Manta sino dos semanas antes. Todas estábamos ocupadas en la preparación del tema, intercambio de ideas, investigaciones en la red… teniendo en cuenta una meta: que cada participante sintiese que su propio corazón es una casa para todos.
Del 21 al 23 de octubre 2011 en Manta... ¡BIENVENIDOS JOVENES AL ENCUENTRO SPINOLA! Pancarta que acogió a cada uno de los participantes... ¡Me sentía tan joven en ese momento! Cada uno tenía cara de emoción y disfrute. Era una experiencia de gracia porque los participantes eran de Quito, Manta y Nazón. Todo el mundo viajó con entusiasmo y sin preocuparse por el cansancio. El contenido del tema era tan profundo que llevó a los jóvenes a reflexionar y evaluar en sus corazones su forma cotidiana de vivir. Las actividades y el intercambio les ayudó a buscar en su interior.
Por otro lado, ¿quién puede olvidar la excursión a Monte Christi? Era la primera vez que viajaba en una "Chiva" - ¡cantando en el camino hasta Monte Christi y bailando en medio de la plaza! Fue uno de los recuerdos que guardo como un tesoro. Todos disfrutamos y nos divertimos... El espíritu de la familia Spínola está realmente vivo estemos donde estemos. Todo el encuentro fue una gracia para cada una de nosotras ya que, además, nos dio a conocer la realidad del Ecuador.
El encuentro me ha animado a vivir cada día con el deseo de compartir y dar testimonio de la experiencia del amor de Dios en cualquier circunstancia a la que pueda ser invitada y también para experimentar ese amor personal en dichos momentos.