Jesús se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan,
subió con ellos solos
a una montaña alta,
y se transfiguró delante de ellos.

Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador,
como no puede dejarlos ningún batanero del mundo.
Se les aparecieron Elías y Moisés
conversando con Jesús.
Entonces Pedro tomó la palabra y le dijo a Jesús: "Maestro, ¡qué bien se está aquí!
Vamos a hacer tres chozas,
una para ti, otra para Moisés y otra para Elías."
Estaban asustados y no sabía lo que decía.
Se formó una nube que los cubrió
y salió una voz de la nube:
"Este es mi Hijo
amado;
escuchadlo."
De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie
más que a Jesús, sólo con ellos.
Cuando bajaban de la montaña,

Jesús les mandó:
"No contéis a nadie lo que habéis visto
hasta que el Hijo del Hombre
resucite de entre los muertos."
Esto se les quedó grabado y discutían qué querría decir aquello de resucitar de entre los muertos.

El Señor no nos trata "en cartucho" sino diferenciadamente.
A parte, ¡a solas con Él!...,
..."tejas arriba"
Y les hizo confidencias: supieron de Él, más de lo que aparentemente se veía.
Su apariencia, resplandeciente. Como el sol.
Blanca. Como la luz.

 

¡Qué buena es la experiencia de Dios;
uno no querría nunca quedarse sin ella!

 

Presencia de Dios que cubre con su Sombra… Como a María.

El Hijo.
El Amado.
¡¡Claro!! ¿A quién si no?
Suficiente: la confidencia ya estaba hecha.

Y la experiencia de Dios, cuando lo es, siempre nos hace bajar a la vida. "Tejas abajo".
Jesús es el que tiene que decir qué se hace...

 

Después de una experiencia tan clara y radiante, ¿quién puede entender que haya que pasar por la muerte?

Lo que hace grande "entenderse a solas" con el Señor es que Él es el confidente… Es bonito y emocionante pensar en esto: Él, el Señor, es el confidente y yo el receptor de su confidencia…
Seguro que tengo experiencia…

Recordar experiencias de Dios sólo buenas ("¡Qué bien se está aquí!"). Después de ellas, "cuando bajaba de la montaña", ¿qué me puso Dios en el corazón?

Recordar experiencias de Dios que nos han asustado ("...estaban asustados"). Después de ellas, "cuando bajaba de la montaña", ¿qué me puso Dios en el corazón?